En resumen, que son los peligros los que nos enseñan cómo debemos comportarnos y cuál es la forma más equilibrada de tomar las decisiones para alcanzar lo que verdaderamente importa, y que, a su vez, son las dos únicas reglas que la Madre Naturaleza nos impone… Sobrevivir y Convivir.
Se nos ha explicado hasta la saciedad que: “Son los peligros exteriores y los objetivos comunes los que organizan, cohesionan y mantienen unido, disciplinado y jerarquizado un Grupo Social organizado (GSO)”. Pero parece que luego nos cuesta verlo en la práctica. Ahora, este ataque de esta enfermedad infecciosa generalizada nos va a situar a toda la Especie Humana de un lado y al peligro exterior, al Coronavirus, en el otro. Por ello pasaremos a ser más conscientes de esta enseñanza, “Todos los que formamos la Especie humana debemos estar más y mejor unidos, y por ello mucho más organizados, disciplinados y jerarquizados en instituciones planetarias que nos permitan combatir a nuestros enemigos, en este caso la enfermedad, y que debemos dejar de lado, como absolutos infranqueables: Las lenguas, ideologías, religiones, costumbres, razas, sexos o cualquier otra distinción que hábiles políticos con ambición desmedida nos alegan cada día para dividirnos y enfrentarnos, y hacernos ver que esta lengua o aquella costumbre propia es mejor que la de los vecinos”.
Puede que toda nueva enseñanza no sea más que una nueva visión desde un lugar más alto o con plasmación más general. Ahora este peligro común nos elevará y veremos que lo verdaderamente importante es la Especie Humana, las personas en general, y que por supuesto que todos debemos organizarnos en estados, disponer de unas creencias, practicar una lengua y llevar a cabo unas costumbres diarias, pero lo verdaderamente trascendente es la supervivencia general de la especie. Y para ello lo que más ayuda es la convivencia, el apoyo y la ayuda mutua. Que todas las demás cosas son necesarias, pero relativas. Ya nos ha demostrado la historia con mayúsculas que los estados y las naciones hoy han llegado hasta aquí y mañana se expanden o se contraen hasta allá, que antes hablábamos una lengua y hoy nos comunicamos con otra, pero la enseñanza que nos ha quedado es que lo verdaderamente importante es la comunicación humana y no la lengua que se use.
Nos hará comprender mejor cómo funciona el juego de relaciones y equilibrios en el mundo que nos ha tocado vivir. Que es cierto que a todos nos gusta nuestra intimidad, pero hemos de equilibrarlo con la vida en sociedad y con reglas comunes para todos, porque cuando llega un ataque como este, es imprescindible que dejemos de lado nuestra intimidad, nuestro pequeño y a veces mezquino reducto, para dedicarnos por completo a luchar entre todos, lo más unidos posible, contra este terrible enemigo común.
Nos hará conscientes que son los peligros de la vida los que nos sitúan a todos y nos hacen organizarnos para, a través del conjunto, unir fuerzas para acometer y derrotar a nuestros enemigos, y que eso es lo que nos une, lo que nos unió a través de la historia. Si miramos para atrás con inteligencia comprobaremos que cualquier grupo humano organizado no es más que el resultado de esa unión para combatir a un enemigo común o para alcanzar un objetivo para todos. Compruébese echando un vistazo.
La gran enseñanza de este Coronavirus es que nos hará mucho más conscientes de quienes somos, lo vulnerables que nos sentimos, y de que solo a través de organizaciones humanas eficaces podemos sobrevivir y seguir avanzando en el azaroso camino de la vida.
Sobre el autor
Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial, Letras de autor.