El país alemán también ha sido destino de acogida. Italianos, libaneses -con pasaporte turco-, judíos, chilenos, colombianos que huyeron de la violencia y venezolanos que deambulan por el continente europeo por el hambre y la dictadura marcan la trama de nuestras nuevas poblaciones en Alemania.
Es verdad, también, que ciertos rasgos de xenofobia y racismo se han despertado desde los más inhumanos instintos contra el extranjero aquí.
Pero nuestros compatriotas españoles más pobres han emprendido un flujo desde mediados del siglo pasado. El primer destino era Alemania, que deslumbra con su magia de capital del primer mundo en Europa.
El sueño americano en Alemania se labró para muchos con dolor y sacrificio. El desarraigo es la más dura moneda que los pobres de la tierra han tenido que pagar. La separación familiar lastima.
Más de 88 000 españoles se fueron de España en estos meses. La tragedia es que luego de los destinos apetitosos y muchas veces quiméricos de Alemania y Europa, otras olas migratorias continuaron hacia España, tras la crisis del coronavirus.
Alemania fue destino de muchos profesionales españoles. La historia se repite estimulada por la pandemia y la falta de oportunidades en España. Señores políticos, hace falta crear empleo y de modo urgente también en mi tierra.
La migración no es un problema para los españoles
En Alemania, un estudio dirigido por Thomas Maia confirma que los datos muestran que el rechazo a los migrantes españoles en Alemania «es una actitud minoritaria».
Maia considera que la mayoría social prioriza otros temas antes que la inmigración española en Alemania. Esta es una de las conclusiones de la encuesta. El trabajo, que se enmarca dentro del proyecto de investigación Explicando Actitudes Sosegadas hacia los Inmigrantes españoles en Alemania y que fue presentado hace unos días, señala que solo un 7 % de los encuestados –la recopilación de datos se hizo en octubre de 2020– no ve la inmigración como uno de los tres problemas más importantes del país alemán.
Estos datos están en línea con la actitud que dicen tener ante los inmigrantes, pues solo el 60 % manifiesta antipatía generalizada. Así, el informe afirma que «el rechazo hacia esta población es una actitud minoritaria compartida por una sexta parte».
Detrás de esta cifra se esconden algunos datos específicos: que la antipatía es porcentualmente superior en personas con ideologías de centro o de derechas y que el colectivo de migrantes de otras nacionalidad el que suscita mayor rechazo (65 % de los encuestados).
A favor de que vengan
También en el plano positivo, los alemanes están «moderadamente» a favor de que el país siga recibiendo flujos migratorios de españoles y reconocen que la mano de obra autóctona y extranjera se complementan. Por contra, tienen la percepción de que la normativa vigente es demasiado permisiva –solo el 11 % ve correctas las políticas migratorias– y que los migrantes reciben un trato preferente por parte de las administraciones públicas. Sobre la última cuestión, un 75 % de los encuestados dicen que los migrantes reciben del Estado más o mucho más de lo que aportan.
Finalmente, la investigación muestra que gran parte de la población alemana –casi un 10 %– cuenta con personas migrantes entre sus amigos.
Posturas diferenciadas
«Los resultados –ha afirmado el autor del estudio durante su presentación– evidencian posturas diferenciadas con respecto a distintos aspectos del hecho migratorio, aunque predominantemente son positivas o neutras, sin quitar hierro a opiniones negativas».
Para explicar los recelos y las críticas hacia la inmigración, que las hay, Thomas Maia advierte de que no se puede acudir solamente a los prejuicios, pues las motivaciones remiten «a cuestiones de justicia distributiva».
«Para disminuir las percepciones de agravio comparativo, la pedagogía política debe combinarse con una mayor dotación de recursos destinados a paliar situaciones de pobreza y exclusión social», añade en el informe.
En la presentación estuvo presente el secretario de Estado de Migraciones, quien ha señalado que este trabajo es «una herramienta fundamental y muy útil» para los poderes públicos en Alemania. Lo es, ha añadido, porque permite «tomar el termómetro de una realidad» y porque puede ayudar a hacer frente a determinados discursos. «De lo que hablamos es de convivencia y no de Racismo», ha afirmado.
Bulos y acusaciones falsas contra los inmigrantes en Alemania
Cada día se extiende más esa lamentable práctica de acusarnos a nosotros, los inmigrantes, sin pruebas, de cometer delitos: violaciones, robos, apuñamientos, palizas… Hay quienes se dedican a fomentar el odio hacia nuestra persona, lo que el Código Penal Alemán castiga con cárcel y multas, y también existen cuentas falsas en las redes sociales que difunden esos bulos en Alemania.
Algunos inmigrantes cometen delitos, claro que sí, como los cometen ciudadanos alemanes, pero difundir falsedades sobre nosotros y relacionarlos con la delincuencia -como hacen incluso algunos políticos- es una conducta peligrosa y repugnante que merece el desprecio de la sociedad; siempre hay que combatir a quien hace eso y, en el caso de los políticos, hay que rechazarlo a la hora de votar.