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José Luis Úriz

11/04/2022@12:01:34

Desde la época del Lazarillo de Tormes o Riconete y cortadillo ya sabemos que España es cuna de lo que denominamos pícaros.

Que vivimos en una sociedad hipócrita, al menos en Occidente, está suficientemente demostrado.

Nuevamente y van ya unas cuantas veces, Pedro Sánchez sorprende a propios y extraños con una decisión unipersonal difícilmente entendible por el común del ciudadano.

Se cumplen diez y ocho años de los terribles acontecimientos de Madrid, el día más largo desde el 23-F de 1981. Los cimientos de nuestro país se removieron a sangre y fuego. Cuántas cosas ocurrieron durante aquellos largos tres días de Marzo.

Como todos los conflictos que afectan al ser humano, la guerra provocada por la invasión de Ucrania por Rusia, está sacando lo mejor y lo peor de nosotros mismos.

En el vodevil del PP existe un protagonista clave; Miguel Ángel Rodríguez. De él se conoce que tiene contactos periódicos con los máximos gurús de la derecha extrema, Steve Bannon y Dominic Cummings, maestros de la manipulación y las fake news, como quedó demostrado con las campañas para llevar a Trump a la Casa Blanca y el Brexit que sacó a Reino Unido de la UE.

Según los expertos “Hybris” es orgullo, soberbia, exceso de confianza en uno mismo, especialmente cuando se ostenta el poder.

Vivimos malos tiempos para la lírica. La guerra provocada por Putin al invadir Ucrania, ha traído como consecuencia que apenas saliendo del oscuro túnel de la pandemia, volvemos a entrar en otro sin dar siquiera tiempo a respirar.

La guerra entre Rusia y Ucrania, provocada por un dictador como Putin que ha invadido de manera cruel e ilegal este país (lo digo al inicio para que no existan equívocos), amenaza la paz mundial y de paso también la economía.

Como señalaba Zygmunt Bauman vivimos en una sociedad líquida, con una política líquida dirigida por líderes de las mismas características, donde los acontecimientos suceden a una velocidad de vértigo y las reflexiones hechas hoy ya no valen a las 24 o 48 horas.

Nadie duda ya desde su aparición en las primarias del PSOE del 2014, de la buena suerte que acompaña en su andadura a Pedro Sánchez.