Esa máxima se ha visto confirmada en todo lo referente con la pandemia y las decisiones que quienes nos mandan van tomando a medida que avanza en el tiempo.
Escuchar a Presidentes de comunidades autónomas como Revilla o Ayuso la posibilidad de “abrir” en Semana Santa, o a Alcaldes como Maya de Pamplona que ya prepara actos de los próximos sanfermines, incluso hablando de las corridas de toros y encierros, es como para ponerles el gorro de capirote, o incluso ir directos al juzgado de guardia más cercano.
¿Cómo son capaces de decir tamañas insensateces después de comprobar lo provocado con la mala salida que realizamos del confinamiento de Marzo, o lo ocurrido con el verano, el puente de diciembre y especialmente las Navidades?
¿Es que no han aprendido nada de lo sucedido en todas aquellas ocasiones?
Y pregunto más; si se pudiera cuantificar el ahorro en infectados, ingresados en hospitales, o UCI y especialmente fallecidos, que habría habido de haberse tomado las medidas que aconsejaban todos, TODOS los expertos en la materia y las que ellos tomaron; ¿qué se debería hacer?
¿Exigirles su inmediata dimisión, o incluso llevarles a juicio por grave negligencia y si las cifras de fallecidos fueran excesivamente elevadas por crímenes de lesa humanidad?
Suelen analizar también los expertos politólogos que nuestros dirigentes con el tiempo en el poder, se van instalando en una especie de torre de marfil, viviendo una realidad paralela alejados del resto de la ciudadanía.
Debe ser algo así, porque escuchar lo que dicen con la que está cayendo no resulta comprensible.
Estamos como país en una situación de riesgo extremo, con tasas muy por encima de lo permisible, los hospitales tensionados al límite, nuestros sanitarios agotados, las UCI superando las tasas recomendadas por la OMS y con records de fallecidos un día sí y otro también.
A lo que debemos añadir la amenaza, cada día más real, de las nuevas cepas, en especial la británica inicial (porque ya existe una nueva) que comienza a ser predominante.
¿Acaso no ven estos datos? ¿Es que no escuchan y ven los informativos y leen la prensa escrita? ¿Nadie de su entorno les advierte del peligro al que nuevamente nos pueden llevar con medidas que no tocan?
Y no existe polémica entre economía y salud, es falsa, porque sin salud no hay economía como está quedando demostrado. Tampoco que la gente se puede morir de hambre por falta de trabajo. En este tiempo no existe ningún dato contrastado de muertes por hambre en nuestro país, pero si lo hay de al menos 80.000 muertos por la Covid-19.
¿Vidas humanas o bares y restaurantes abiertos? ¿Sufrimiento en las UCI o fiesta y jolgorio?
Otra cuestión muy distinta es que desde el gobierno debe haber ayudas suficientes, para mantener en las mejores condiciones los sectores más afectados como hostelería y turismo.
Volviendo al inicio, resulta una insensatez hablar de Semana Santa, e incluso de que vaya a haber ningún tipo de Sanfermines y quien desde las instancias de poder se atreve a insinuarlo, son un peligro social que habría que apartar de su puesto para evitar que de nuevo nos empujen al abismo.
Desde el inicio hemos ido detrás del virus, siempre nos ha ido ganando y deberíamos aprender del pasado. Hasta que no consigamos doblegar la curva a límites inferiores a 100, o 50 infectados por 100.000 habitantes durante 14 días, como dicen los expertos, no se debe, no se puede rebajar demasiado las medidas. Resulta un riesgo excesivo.
Si lo hacemos en el puente de San José o Semana Santa, nos ocurrirá lo mismo que en el verano y una fiesta multitudinaria como los sanfermines con miles de personas en la calle, con alcohol a raudales, que ya ha quedado demostrado mil veces que relaja las medidas a tomar como mascarilla o distancia social, puede provocar un desastre sanitario, un terremoto de grado 8 de consecuencias imprevisibles, no solo en Pamplona, también en el resto del país.
Ahora lo que toca es dedicar todos los esfuerzos en mantener a raya al virus, mientras la vacuna inmuniza a un 80% de la población, que seamos realistas al ritmo que llevamos no será antes de final de otoño.
Esa es la misión fundamental de nuestros mandatarios, desde el Presidente del Gobierno, a los de las Comunidades Autónomas y Alcaldes. Por eso se les valorará cuanto esta pesadilla acabe.
También de los medios de comunicación, que deben ayudar sin triunfalismo cada vez que bajan los contagios, con campañas duras contra la relajación de medidas instándoles a que entren en razón.
Mientras tanto ya habrá tiempo de pasárselo bien en las futuras Semana Santas, Sanfermines, Fallas, vacaciones y fiestas de guardar, porque para poder hacerlo debemos llegar vivos hasta ellas. Nosotros y el resto.
Veremos…