Recuerdo que en una de las tantas exitosas series de televisión en donde el argumento gira sobre los servicios secretos de los países, es claro que el tema vende, que con buenos libretos generalmente apoyados en la realidad, atraen audiencias, se mostraba a un departamento especial de los servicios secretos en el cual sus integrantes, todos ellos gente de primerísimo nivel, se especializaban, su única actividad era descubrir caminos insólitos en que sus potenciales enemigos podían atacarlos.
Mientras más insólito fueran los caminos que se cruzaban por sus cabezas, mejor, con ellos cargaban las computadoras e intentaban encontrarles respuestas, tener preparadas alternativas para ganar tiempo, esos segundos ganados podían resultar la gran diferencia.
Cuando Israel en boca del Primer Ministro Netanyahu, de su Ministro de Defensa y del Jefe de las Fuerzas Armadas triunfalmente anunciaba que en sus manos la solución tecnológica para detectar los túneles que Hamas había construido para llegar a territorio israelí, preparar sus atentados suicidas o realizar secuestros, se anunciaba que Hamás perdía su principal amenaza, ésta quedaba totalmente desvalorizada. Así fue, en poco tiempo varias de estas fueron detectadas y destruidas.
Y de repente aparecieron los barriletes, los cometas, los globos como la nueva arma que impulsadas por los vientos cruzan las fronteras y, al azar, con una botella de material inflamable que cuelga de algunos de sus flecos queman campos, sembradíos y viviendas, de la compleja y tecnológica amenaza subterránea se pasó a la más simple, sobre la que los laboratorios israelíes no habían pensado, no se habían anticipado y aún no encontraron respuestas. El barriletes, los cometas y los globos de nuestra niñez convertidos en armas de guerra.
El último mundial de futbol enseña que no hay rival fácil, frente a los aviones F35 cuyo costo unitario superan los US$ 150 millones, barriletes, cometas y globos de menos de 5 dólares…
La zona está llena de improvisados periodistas, cámaras y teléfonos celulares todos intentando captar la foto que tanto Hamas busca y necesita, un niño que lanza un globo abatido por alguna bala de las tantas que se lanzan contra esos nuevos "juegos de guerra" para destruirlos antes que levanten vuelo, insólito, ésta también es una guerra comunicacional, pero detrás de cada uno que dispara del lado israelí también están aquellos que portan cámaras grabando la trayectoria de las balas para, llegada la dolorosa situación, es solo cuestión de tiempo, tener todo documentado para contrarrestar la campaña internacional que con ella se gestará.
Todo conocido, a pesar de ello imposible de detener y frenar.
Hasta la próxima...