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Del supermercado al dentista: los gastos cotidianos que puedes cubrir con un préstamo personal
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Del supermercado al dentista: los gastos cotidianos que puedes cubrir con un préstamo personal

lunes 26 de mayo de 2025, 21:30h

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No hace falta hablar de grandes lujos para que las finanzas personales se tambaleen. A veces, basta una avería en casa, una visita al dentista o la vuelta al cole para que el presupuesto del mes se quede corto. Y claro, cuando el dinero no alcanza pero las necesidades no esperan, muchos recurren a una solución rápida: los préstamos personales.

Aunque suelen relacionarse con compras grandes como coches o reformas, la verdad es que estos créditos también pueden aliviar el día a día cuando se gestionan con cabeza. Vamos a repasar para qué sirven, cuáles son sus ventajas, sus desventajas y en qué casos cotidianos pueden ser una tabla de salvación.

¿Para qué sirve un préstamo personal si no voy a comprarme un coche?

Buena pregunta. Porque, aunque no lo parezca, los préstamos personales están pensados justo para eso: resolver necesidades concretas sin hipotecar el futuro. La clave está en su flexibilidad. Se pueden usar para cubrir gastos inesperados, mejorar la calidad de vida o simplemente repartir el coste de un pago grande en varias cuotas más manejables.

Algunos ejemplos reales:

  • Facturas médicas, como implantes dentales o tratamientos de ortodoncia.
  • Renovación de electrodomésticos o muebles básicos.
  • Matrículas escolares o universitarias.
  • Reparaciones urgentes en el hogar o el coche.
  • Organización de celebraciones familiares.
  • Incluso unas vacaciones que no quieres pagar a plazos en la tarjeta de crédito, con sus intereses altísimos.

Y sí, todo esto sin necesidad de justificar el gasto ante el banco. Porque una de las principales características del préstamo personal es que no exige explicar en qué lo vas a usar, siempre que cumplas con los requisitos básicos de solvencia.

Ventajas que pesan (cuando se usa bien)

Ahora, que nadie se engañe: pedir un préstamo no es una decisión sin consecuencias. Pero si se hace con cabeza, tiene beneficios reales.

  • Rapidez y facilidad de gestión. Hoy en día se pueden tramitar desde el móvil, y el dinero llega en 24 a 72 horas. Algunos incluso se aprueban en minutos.
  • Intereses más bajos que otras formas de financiación. Especialmente si lo comparas con tarjetas de crédito o préstamos rápidos no regulados.
  • Plazos adaptables. Puedes elegir devolverlo en 12, 24 o incluso 60 meses, según tu capacidad mensual.
  • Sin justificación. A diferencia de una hipoteca, no necesitas avales ni explicar para qué lo necesitas.

Y una ventaja adicional: te permite respirar. Cuando lo urgente apremia, tener una vía de financiación te da margen para resolverlo sin pedir favores ni caer en descubiertos bancarios que te generen comisiones ocultas.

Aquí tienes más información detallada sobre cómo funcionan los préstamos personales y sus condiciones según el banco o entidad financiera.

También tienen letra pequeña: desventajas a vigilar

No todo es positivo, claro. Como cualquier producto financiero, los préstamos personales tienen sus contras. Lo importante es conocerlos para evitarlos:

  • Coste a largo plazo. Aunque parezca una cuota pequeña al mes, a lo largo del tiempo pagarás más de lo que recibiste.
  • Comisiones por apertura o amortización anticipada. Algunas entidades aplican cargos si pagas antes de tiempo.
  • Riesgo de sobreendeudamiento. Si ya tienes otros créditos, sumar uno más puede tensionar tu economía.
  • Impacto en tu historial crediticio. Si no pagas a tiempo, puede afectar a tu capacidad para acceder a otros productos financieros más adelante.

Por eso conviene comparar bien las condiciones antes de decidirse. Hay comparadores online que permiten ver rápidamente los intereses, las comisiones y los plazos de cada entidad.

Entonces… ¿merece la pena para gastos del día a día?

Depende de tu situación. Si necesitas resolver un gasto que no puede esperar y tienes una fuente estable de ingresos, puede ser una herramienta útil. Pero ojo, no es para caprichos ni para gastar sin control. Un préstamo personal es un compromiso que se paga cada mes, así que conviene analizar bien el presupuesto.

Hay quienes piensan que solo deben pedirse para cosas grandes. Pero la vida real, con sus pequeños imprevistos, a veces necesita también pequeñas soluciones a medida. Y, en ese sentido, los préstamos personales siguen siendo una alternativa válida… siempre que los uses con cabeza.

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