El responsable del Consell ha entregado al escritor el Premi de les Lletres Valencianes, un galardón bianual que otorga la institución y que, como ha avanzado, se entregará de forma singularizada en fechas próximas al 20 de noviembre, Dia del Llibre Valencià, y alternará en cada edición la distinción a autores en valenciano y castellano.
El president ha recordado durante la ceremonia de entrega del premio que, para Millás, “somos el resultado de nuestros deseos, pero también de aquello que hemos querido ser y no hemos sido”. Y ‘lo que no’, ha dicho Ximo Puig, “sigue en nuestra mente y nos acompaña”, porque “nos constituye en ‘lo que sí’”.
En sus novelas y en sus colaboraciones periodísticas, Millás, del que ha recordado su condición de “niño valenciano trasplantado en el Madrid humilde y periférico de la calle Canillas”, muestra ese ‘lo que no’, es decir, “lo que no había, lo que no se decía, lo que no se veía”, y lo hace hasta articular una “mirada dislocada” sobre la realidad, sin renunciar al “compromiso” con ella, ha indicado Puig.
En opinión del president, esa “fusión única del ‘articuento’” es la que quizás lo ha convertido “en el mejor ‘escritor de periódicos’ de su generación”, siguiendo una tradición que “lo conecta con Larra, Camba o Pla” y que refleja “el pulso del periódico, la esencia de la literatura”.
El Premi de les Lletres Valencianes distingue -ha continuado- a quienes “nos ayudan a ver más allá, exploran esa fina frontera entre lo real y lo irreal y nos elevan sobre el ruido y lo evanescente”, y la escritura de Millás posee esas capacidades, “pero sin renunciar al mundo”, un compromiso que “singulariza” su mirada, y la hace necesaria en un momento en el que “lo que parece que se ha dislocado es la misma realidad”.
Puig ha subrayado en este sentido que hoy “la ignorancia obtiene recompensa antes de caerse el decorado que la soporta”. “Tantos años después regresa el ‘muera la inteligencia’ y algunos incluso contemporizan con el ‘viva la muerte’ de Millán Astray y coquetean con el odio de forma irresponsable”.
Combatir la “incultura”
Por ello, ha invitado a combatir la “incultura”, que “está ganando espacio público”, con la cultura, y a hacerlo a través de un “instrumento insuperable”, como el bolígrafo, un “arma de construcción masiva”, que “construye pensamiento, sentimiento, emoción”, que “construye memoria y proyecta esperanza” y que, en definitiva, “construye los puentes para una realidad diversa, hastiada de muros”.
Si parafraseando a Millás, “escribir es abrir y cauterizar a la vez”, “lo mismo sucede al leer buenos libros; por eso necesitamos las voces de todos los escritores y las escritoras que cada día toman el bolígrafo, o el teclado y se adentran en ‘lo que sí’: lo que sí despierta, lo que sí nos ilumina, lo que sí nos cura”, ha concluido el president.
València, lugar “mítico”
Juan José Millás ha agradecido, durante su intervención, una distinción que considera tan “irreal” como la ciudad desde la que se le concede, esa València que no ha dejado de ser, para él, el lugar “mítico” que abandonó a los seis años, y que, cada vez que ha revisitado, ha conservado su estatus de “instancia de la realidad separada del resto de cosas de la vida”.
Millás ha rememorado anécdotas de su infancia – el “milagro” de la peseta que soñó un día encontrar en la playa y que apareció al día siguiente entre la arena – y de su primer reencuentro con la ciudad, muchos años después de su marcha al “frío” y “hostil” Madrid de los años 50 del barrio de la Prosperidad, y ha destacado que, pese a que “ninguna fantasía sobrevive al contraste con la realidad”, en el caso de València ese contraste “no ha destrozado” aquella idea primera de “paraíso perdido”.