Pero la realidad se impuso, algo o alguien la explicó con argumentos muy sólidos porque la tranquilidad y el espectáculo fueron excepcionales, hasta el tiempo se solidarizó, ni una hoja se movía, personalmente agradezco la invitación recibida, desde mi privilegiada ubicación en uno de los palcos disfruté de compartirlo con invitados especiales, famosos nombres que me rodeaban y de un espectáculo futbolístico, transmitido en directo a 98 países alrededor del mundo, en la que todos pusieron los mejor de sí para su éxito.
Estábamos en medio del segundo tiempo, algunos, los menos, miraban, otros comían, bebían y conversaban, de repente los celulares comenzaron a señalar el ingreso de un mensaje urgente, todos al mismo tiempo ansiosos por conocer qué es lo que sucedía, ingresaba la noticia, la primicia que el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, anunciaba de que Estados Unidos ya no considera ilegales las ciudades israelíes de Judea y Samaria, se revertía una posición política que el Departamento de Estado había mantenido durante más de cuatro décadas.
Levanté la vista, a pocos metros el Presidente del Estado también había recibido el mensaje, asombro en su rostro y en de los muchos que con poder y dinero allí estaban, sorpresa, incredulidad.
Bibi, Benjamín Netanyahu sin haber concurrido al partido había logrado un gol desde media cancha, una vez más demostró, para bien y para lo otro, que por lejos es el mejor, nunca lo voté, pero vaya mi reconocimiento a una realidad que a muchos, por vanidad y odios políticos, les cuesta reconocer.