Un informe de la Universitat de València, elaborado por los investigadores Paula López y Adrián Todolí, establece las bases para implementar un salario mínimo interprofesional (SMI) a nivel local y regional. Según el estudio, este enfoque podría generar efectos positivos y negativos menores en comparación con un SMI nacional. Los beneficios incluyen un aumento del crecimiento económico en municipios con SMI propio, mayor consumo y reducción de la brecha salarial interna. Sin embargo, también se identifican desventajas como la disminución del crecimiento empresarial en áreas con SMI más alto y posibles incrementos en los alquileres que afectarían a los hogares de bajos ingresos. El informe fue presentado ante el Consejo Económico y Social de Barcelona.
Un reciente informe elaborado por Paula López y Adrián Todolí, investigadores del Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universitat de València, establece las bases para la implementación de un salario mínimo interprofesional (SMI) a nivel local o regional. Según el estudio, este enfoque podría generar efectos tanto positivos como negativos que son menores en comparación con la fijación del SMI a nivel estatal.
El informe, encargado por el Consejo Económico y Social de Barcelona, fue presentado el 5 de febrero en la Comisión de Economía y Hacienda del Ayuntamiento, así como ante los miembros del Consejo. Los autores concluyen que, al analizar los efectos económicos de establecer el SMI en ámbitos más reducidos, se observa que la movilidad de trabajadores, empresas y consumidores puede atenuar los impactos esperados.
Todolí señala que “los trabajadores que verían mejorado su salario gracias al aumento del SMI pueden acabar desplazándose a trabajar en empresas situadas en municipios o regiones vecinas donde el SMI es inferior”, lo cual limita los beneficios potenciales del incremento salarial. Sin embargo, también se destacan aspectos positivos: el aumento del SMI suele correlacionarse con un crecimiento económico favorable en las localidades que lo implementan. Las ciudades con un SMI propio tienden a tener una mayor proporción de trabajadores con educación superior y un sector servicios más robusto.
Además, se ha observado que un incremento en el salario mínimo promueve un aumento en el consumo doméstico y reduce la deuda personal. También se destaca que esta medida contribuye a disminuir las brechas salariales dentro de las empresas, beneficiando a aquellos con menores ingresos.
No obstante, los investigadores advierten sobre algunos efectos adversos. En municipios pequeños donde se eleva el SMI, puede observarse una desaceleración en la tasa de crecimiento empresarial, ya que muchas compañías optan por establecerse en áreas con costos laborales más bajos. La cercanía entre localidades también provoca que los consumidores prefieran comprar en aquellas donde los precios son más competitivos, afectando negativamente a las empresas locales.
Asimismo, un aumento del SMI puede llevar a incrementos en los alquileres, lo cual impacta desproporcionadamente a los hogares con ingresos bajos —que suelen ser inquilinos— mientras beneficia a propietarios con mayores recursos económicos. Por último, el estudio menciona otros efectos no económicos relacionados con la fijación del salario mínimo por parte de administraciones locales o regionales, como la posible polarización salarial y el debilitamiento de la negociación colectiva.
El informe concluye que el establecimiento de un SMI local o regional produce efectos positivos y negativos menores en comparación con un SMI a nivel estatal. Esto se debe a la movilidad de trabajadores, empresas y consumidores, que limita los efectos del incremento del salario mínimo.
Los aspectos positivos incluyen el aumento del crecimiento económico en municipios con SMI propio, una mayor proporción de trabajadores con educación superior, un aumento en el consumo y una reducción de la deuda personal. También se destaca que disminuye la diferencia salarial entre categorías profesionales dentro de las empresas.
Entre los efectos negativos se encuentran la reducción en la tasa de crecimiento empresarial en municipios donde se aumenta el SMI, ya que las empresas pueden optar por ubicarse en áreas con menores costos. Además, puede aumentar el costo de alquileres, afectando a los hogares con ingresos bajos y beneficiando a propietarios con mayores ingresos.
El estudio señala que fijar el SMI por administración pública local o regional puede llevar a una polarización salarial y debilitar la negociación colectiva y sindical.