En este 2025 que acabamos de iniciar se cumplen 50 años de la muerte del dictador Franco, que aterrorizó a sangre y fuego nuestro país durante décadas.
Comenzamos un nuevo curso, pero con desavenencias y argumentos viejos.
La derecha siempre que han existido protestas o manifestaciones por parte de sectores progresistas de nuestra sociedad las han tachado de agresivas, que van contra la libertad o atentan contra la Constitución.
Hace apenas veinte días María Guardiola candidata del PP para las elecciones en Extremadura, afirmaba de manera solemne y contundente que “Yo no puedo dejar entrar en el Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI", insistió.
El monumento cumple un año como "espacio de dignidad" para las víctimas del franquismo cuya identidad no ha podido ser verificada.
Hoy, ayer para los que me leen, he estado en la concentración de la plaza de África, con mis vecinos y vecinas musulmanas, con mi hermanos y hermanas musulmanas, con mis compañeros y compañeras.
Lo que no parece comprensible desde cualquier punto de vista, es la actitud de los seguidores –y votantes- de estos movimientos oportunistas. Cabe preguntarse, ¿Cómo podemos ser tan ciegos ante la historia? Si aún humean las hogueras del Nacismo, el Fascismo o el falangismo y, sobre todo, del Estalinismo –veamos Cuba, Corea del Norte, y ahora Venezuela-, ¿Cómo no recordamos los efectos de ese seguimiento ciego de los que prometieron la “Redención y las Eternas Verdes Praderas” para que ante fórmulas calcadas, la gente les siga de nuevo?
Dada la premura de los hechos, a Yony no le queda más remedio que observar lo que está sucediendo estos días en Cataluña. Para él y los que viven en su cultura es muy fácil analizarlo desde el punto de vista técnico y científico, sin embargo los habitantes del planeta Tierra, y aun peor para los ciudadanos españoles actuales, les resulta más difícil porque lo ven desde un punto de vista ideológico y bastante mítico.
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Vivimos un instante especialmente duro y negro. Susceptible de empeorar si en apenas 24 horas desde que escribo esta reflexión Trump es capaz de ganar las elecciones en EE.UU.
Hablamos de Sánchez, Pedro Sánchez. Nunca hay nada casual en ninguna de sus actuaciones y menos aun cuando se ha tenido que jugar su supervivencia política. Podemos enumerar cada acto en este sentido, desde el primero cuando decide “asaltar” la secretaría general del Partido Socialista hasta el último adelanto electoral en donde los del PP se veían como gobierno y quedaron como “Hoposición”, permítanme la H inicial para destacar el nivel de oposición que están haciendo. Torticero hasta límites insospechados.
Concluyó la campaña electoral. Tezanos continuó sin “dar ni una” si nos ceñimos a datos estadísticos y no a propaganda de partido, y todo cambió, para que casi nada cambie más allá de que a Puigdemont le ha tocado la lotería socialista.
Escribo esta reflexión recordando aquella terrible semana negra de 1977, habría que añadir de Madrid, porque aunque los hechos afectaran a todo el país fueron allí donde se desarrollaron.
El homenaje, que ha arrancado con un minuto de silencio, ha seguido con la lectura de un poema de Miguel Hernández y una ofrenda de flores.
(Crítica a la testosterona)
Ni Podemos, ni Pablo Iglesias, ni quien suscribe quiere destruir la democracia. Ni desde dentro, ni desde fuera. Queremos disfrutar de una democracia real y equitativa, desde dentro y desde fuera. Participar de los valores democráticos que definen las estructuras internas de una sociedad manifestándose en las costuras externas que las mantienen unidas. Conformando una sedosa realidad donde desde la armonía la lucha por la justicia social deje de ser el objetivo por haberse alcanzado.
Las nuevas élites, si quieren de verdad construir un mundo nuevo para el futuro, han de superar todos y cada uno de los viejos Mitos. La superación de los viejos conceptos ideológicos, dogmáticos y crípticos ha de ser total.
Hoy no toca hablar del coronavirus, aunque sí un poco porque toca hacerlo sobre la situación política y social en tiempos de coronavirus.
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