Un estudio liderado por los catedráticos Santiago Mas-Coma y María Dolores Bargues, junto a Consuelo Borrás, ha analizado los riesgos de enfermedades infecciosas tras la devastadora DANA en Valencia. Presentado en una rueda de prensa, el estudio destaca la identificación de diversos agentes infecciosos en muestras ambientales de aguas y lodos, con un enfoque en las áreas más afectadas. Publicado en la revista One Health, busca mejorar el diagnóstico en hospitales y optimizar protocolos de prevención. Los expertos advierten que los mayores riesgos de brotes infecciosos pueden manifestarse a medio y largo plazo, lo que subraya la importancia de un análisis continuo en la región afectada.
Un grupo de investigadores de la Universitat de València ha presentado un estudio que evalúa los riesgos de enfermedades infecciosas tras la devastadora inundación provocada por la DANA en Valencia. El catedrático Santiago Mas-Coma, junto a sus colegas María Dolores Bargues y Consuelo Borrás, ofrecieron detalles sobre su investigación en una rueda de prensa, destacando la importancia de los resultados para mejorar el diagnóstico y las infraestructuras sanitarias en la región afectada.
El estudio, publicado en la revista One Health, se centra en los agentes infecciosos presentes en el área devastada por las inundaciones del 29 de octubre de 2024. La rectora de la Universitat de València, María Vicenta Mestre, también participó en el evento, subrayando la relevancia del trabajo realizado por el equipo.
La catástrofe natural dejó un impacto sin precedentes en la salud pública, lo que llevó al equipo a iniciar una evaluación exhaustiva de los riesgos de infección individual y epidemias. “Nuestra Unidad ha liderado este esfuerzo desde su inicio, trabajando como Centro Colaborador oficial de la Organización Mundial de la Salud”, explicó Bargues. Este enfoque multidisciplinario involucró a varios grupos de expertos para abordar la complejidad del problema.
El estudio contó con el apoyo del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias y otros centros españoles que están realizando investigaciones complementarias en la zona afectada.
Mas-Coma detalló cómo se llevó a cabo la recolección de muestras ambientales tras las inundaciones, centrándose especialmente en las áreas más impactadas. Las prospecciones abarcaron aguas, lodos y suelos durante las tres semanas posteriores al desastre. Se realizó un mapeo completo para identificar las trayectorias seguidas por las corrientes y evaluar los riesgos a corto, medio y largo plazo.
Los análisis revelaron una amplia diversidad de agentes infecciosos, con concentraciones más altas encontradas en los lodos que en las aguas. Se detectaron virus, bacterias y parásitos, así como vectores como mosquitos y moluscos dulceacuícolas asociados a diversas enfermedades infecciosas.
Borrás destacó que el estudio también examina cómo estos patógenos pueden afectar a personas mayores, un grupo particularmente vulnerable tras el desastre. Las repercusiones han sido significativas tanto a nivel personal como económico para aquellos que vivían en zonas gravemente afectadas.
El análisis multidisciplinario busca extraer lecciones valiosas para enfrentar futuros eventos climáticos extremos. Los investigadores enfatizan que los mayores riesgos no se presentan inmediatamente después del desastre, sino que pueden surgir meses o incluso años después. Por ello, se planifican seguimientos prolongados en la zona afectada.
El estudio cuenta con financiación del Vice-rectorado de Investigación de la Universitat de València y otras fuentes nacionales e internacionales. La rectora concluyó resaltando el compromiso institucional para apoyar a los expertos en sus esfuerzos por mitigar las consecuencias del fenómeno catastrófico.
Este trabajo no solo busca entender mejor los riesgos actuales sino también establecer un modelo extrapolable que pueda ser útil frente a futuros desastres relacionados con el cambio climático.
El estudio fue presentado por el catedrático Santiago Mas-Coma, la catedrática María Dolores Bargues y la catedrática de Fisiología Consuelo Borrás.
El objetivo del estudio es facilitar las labores de diagnóstico en hospitales y ayudar en la mejora de infraestructuras y protocolos de actividades de prevención en la zona afectada por la DANA.
Se detectaron virus, bacterias, protozoos parásitos, amebas oportunistas, helmintos y grupos de vectores como mosquitos y flebotominos.
Los estudios han demostrado que los mayores riesgos de aparición de infecciones no son a corto plazo, sino a medio o largo plazo, después de varios meses o años tras la catástrofe.
Las repercusiones sobre las personas mayores han sido enormes a nivel personal, familiar, económico, psicológico y anímico debido a los destrozos y pérdidas sufridas en las áreas inundadas.