En la vida política española se ha instaurado la mentira como elemento definitorio. Si trasladamos la situación actual a las notas de un perfume nos quedaría la siguiente secuencia…
En un país antaño imperio, y ahora a un paso de hazmerreír convertido, se eligió por presidente a quien gran mentiroso es y hubo sido. Afición que algunos creían había perdido, pero para mayor desamparo y desconsuelo, una vez más había mentido.